Los Directores de cuerpo entero
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Fotografías: MIC de NTC …
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Exposición de los primeros números.
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El Director José Zuleta leyendo el texto en el evento del lanzamiento del No. 10.
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José Zuleta , Rafael Escobar De Andreis y Esperanza
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CLAVE, Revista de Poesía
Febrero de 2004 Año 1- No. 1
ISNN: 1794-2519
Directores: José Zuleta Ortiz y Rafael Escobar de Andreis
Consejo Editorial:
Horacio Benavides, Rodrigo Escobar Holguín, Gerardo Rivera, Yolanda González, Fernando Herrera, Elkin Restrepo, Luis Fernando Macías,
Juan Carlos Acevedo y Elvira Alejandra Quintero
Director de Arte: Héctor Santamaría
Dirección: Cra. 4B Oeste No. 1-31 Teléfono: 893-3971, Cali, Colombia
E-mail: Revistaclavepoesia@hotmail.com . Colaboración solicitada.
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Consejo Editorial del No. 10. Noviembre 2007
Horacio Benavides, Diego Rodrigo Echeverry, Rodrigo Escobar Holguín,
Yolanda González, Armando Ibarra y Orlando López Valencia.
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Febrero de 2004 - Año 1, No. 1
http://www.revistadepoesiaclave.com/no%201/palabra%20inicial.htm
PALABRA INICIAL
«Si no tengo nada que decir no lo digo, y si tengo algo que decir y no sé cómo decirlo, tampoco lo digo» José Hierro
La revista Clave, estará siempre abierta para los que tengan algo que decir y sepan cómo decirlo. A veces este tipo de selección no es sencillo, no lo es en ninguna de las artes, quizá menos aún en la poesía, especialista en manifestarse de infinitas maneras. Por esto considero importante que tengamos contemplado un espacio para la crítica poética, espacio que hasta hoy, parece desierto.
Así mismo, puedo decir que la revista no parte desde una concepción estrecha de lo que es la poesía; si de alguna manera se la quisiera matricular, sería con la buena poesía. En este sentido irá en contravía de la conformación de grupúsculos, de enarbolar banderas para la reinvidicación de minorías, de rencillas en torno a algún poder, de discusiones en torno a premios u organización de festivales y de imposiciones de vacas sagradas.
Y no quiero decir con esto que se sienta por encima del bien y del mal y desde la cúspide de una poesía pura sólo quiera contemplar el paisaje sin comprometerse. Quiero decir que esos asuntos se manejan en otros escenarios. «El escritor no debe usar la herramienta de la política, debe enfrentarse solo al mundo». ha dicho Wislawa Szymborska. Compromisos de Clave serán indagar sobre la evolución de la poesía, sobre sus diferentes vertientes, sobre el lenguaje poético en sí mismo; cómo identificarlo, cómo valorarlo, cómo cernir lo que es de lo que no es. Para tratar de que la poesía sea precisamente algo concreto de lo que se puede hablar y no algo abstracto que se camufla en hermetismos y genera las más absurdas inhibiciones.
Iluso sería decir que con todo esto iremos cambiando el concepto que del poeta tiene la sociedad, quizá porque si tal cosa sucediera perdería su carácter de tal; considero la marginalidad y su atrevimiento al decir «más de lo que dice» como consustanciales con su vida y su creación. Seguiremos pues escuchando que: «el poeta es el único que puede, sin hacer el ridículo, no ganar dinero.» Pero en algo habremos de contribuir al conocimiento de la poesía y de manera especial nosotros saldremos enriquecidos al sacar adelante esta obra.
Rafael Escobar de Andreis
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En tiempos remotos cuando los aparatos eléctricos no habían invadido los hogares y la vida de los seres humanos, existió un oficio hoy extinguido que proporcionaba placer, comunicaba la belleza y el conocimiento, para el cual se preparaban los mejores talentos: El oficio de lector.
En los monasterios donde se hablaba con dios, los cuales estaban a un lado de los poblados para evitar el mundo y no interferir la señal, había lectores que con claridad leían a los monjes las sagradas escrituras.
En las cortes de los reyes y en las de los emperadores siempre hubo lectores que durante las cenas, deleitaban a los comensales con la lectura de los mejores poetas del reino o del imperio.
Más recientemente en los talleres de artesanos, en la segunda mitad del siglo XIX existieron lectores que hacían grata y productiva la jornada de los sastres, los carpinteros y zapateros, leyendo.
Hoy este oficio no existe, tal vez quedan algunos pocos lectores, como los de las tabacaleras de Cuba, o los de las asociaciones de ciegos en España, pero estos ejemplares de una especie en extinción son hoy un voluntariado, no un oficio.
Crecí en una casa donde se acostumbraba leer en voz alta, Mil y más noches durante la infancia, escuchamos de las voces de nuestros padres las historias de Ulises, las intrigas y pasiones de Bagdad, los refranes de Sancho, y la poesía del mundo, ese rito que tenía lugar antes del sueño, se convirtió en necesidad y por razones ajenas a mi comprensión adquirí la costumbre de leer y compartir con los amigos los textos y los hallazgos que la vida nos otorga.
Clave es la consecuencia de esa costumbre, quienes la dirigimos pertenecemos a grupos que se reúnen para leer en voz alta: el Taller de Versería http://www.verseria.com/ y Los Jueves de Poesía. Hemos aprendido que la poesía es vecina de la música y que cuando leemos poesía, somos el interprete y el instrumento, estamos ante una partitura y ante un texto y por ello la poesía se puede arruinar o lograr en su lectura; la lectura es la ejecución del poema y en ella, como en la música, podemos encontrar los matices, las destrezas del poeta, hacer los énfasis y las pausas, los silencios, buscar el tono que propone el poema, encontrar las claves y hacerlo sonar.
En estos tiempos de soledad electrónica, Clave pretende ser un lugar donde podamos compartir y debatir, investigar y conocer, o tal vez, sólo lo más importante: Disfrutar al sentir la poesía en los labios.
José Zuleta